CIRCUS OF POWER "FOUR" (2018), COMEBACK ESPECTACULAR LLENO DE TATUAJES Y OLOR A ASFALTO QUEMADO!!!

NOTA: 85%

No puedo para de rescatar discos que salieron a finales del año pasado y a los que no pude llegar por estar realizando ya TOP's o cubriendo discos que llegaron antes de diciembre. Pues bien, le toca el turno a uno de los comebacks más esperados para todos aquellos que amamos, veneramos y nos obsesionamos con aquella escena desenfrenada y excesiva del Hard Rock y el Sleazy de finales de los 80's y principios de los 90's, un comeback que ha tardado en llegar la friolera de 25 años pero que, a día de hoy, podemos decir que ha merecido muy mucho la pena. Hoy reinarán por todo lo alto los Circus Of Power y el 'poderoso' (nunca mejor dicho) y solidísimo retorno al estudio con su cuarto trabajo tras aquel Magic & Madness del '92.
Si hay algo que pueda definir la música de los neoyorkinos es que es... 'Rápida y fácil'...



Sí, Alex Mitchel, su frontman y líder desde el minuto uno, es el único que sigue al pie del cañón pero claro, el tipo es un perro viejo y curtido en mil batallas tras sufrir la debacle de su carrera (y la de muchos otros) por culpa de 'tornado Seattle' y la era alternativa y ha sabido esperar, ha sabido cuando volver con un repertorio a la altura de su debut  del '88 y de Vices (1990) haciéndose rodeadar de 'mercenarios' de lujo (igual o más tatuados que él) y con la mente puesta en la carretera  y en las Harleys como Billy Tsounis (lead guitar), Joe Truck (guitar), John Sharkey (bass) y el 'guest star' absoluto de este disco que, siendo sincero, me chocó bastante en un principio que colaborase con C.O.P. pero que ahora veo como necesaria y refrescante su aportación. Ese no es otro que el bueno de Brant Bjork a los parches y composición musical.

Para empezar con la crítica, ya os digo desde el principio que este discazo está por encima del mencionado Magic & Madness por mucho Cantrell y Astbury que colaborasen en aquel. Un disco extrañamente variado pero que funciona a las mil maravillas combinando el sucio hard rock de su 'trademark' como "Fast And Easy" con un espectacular Hammond, "Hard Drivin' Sister" con su toque Astbury/Duffy o "Come Git Some" muy Hanoi Rocks ella. La influencia de La Iguana también se deja notar caso de la melosa "Princess Of Mars" o el crudo músculo de "Sin City Boogie" que parecen sacados de las sesiones de Brick By Brick o American Caesar respectivamente. 



Pero las sorpresas no acaban aquí,  tenemos también incursiones en sonoridades Faces/Quireboys en la looser-tabernera "Half A Dozen Roses", glam rock 'a la T.Rex' en "Rock Show" y "Hot Rod Girls", "The Tea Song" en plan 'spoken word' remitiéndonos a The Cure/Nick Cave y, para acabar, el toque desértico que, contra todo pronóstico, Alex Mitchell ha dejado entrar gracias/por culpa de Bjork como los embrutecidos y obsesivos "American Monster"/"Blood At Standing Rock", "See The Sun" más Spiritual Beggars con esos teclados incandescentes y el curioso experimento desert rock de "Flying Into L.A." mezclando la arena del Rancho de La Luna con sorprendentes cambios new wave 80's en estribillos y teclados que, ¡coño!, funcionan a pesar del cruce de cables inicial. En conclusión, ¿quién  puede resistirse a un disco tan sólido, bien armado y rico en matices como Four?... Yo desde luego que he caído rendido a los pies del 'monstruo americano neoyorkino'...



Así se vive un puto concierto de los Circus Of Power, 'in your face' y sudando con ellos rock'n'roll...

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